Pruebe este método de conservación de castañas para mantener su excepcional sabor.
Las castañas son un alimento muy popular en otoño. Mientras muchos optan por comerlas asadas al fuego, otros las utilizan en postres para darles un sabor especial y una textura incomparable.
A continuación le explicamos cómo conservarlas para aprovechar al máximo este fruto otoñal.
¿Por qué conservar bien las castañas?
Si quiere disfrutar de este fruto otoñal en buenas condiciones, debe conservarlo adecuadamente para que conserve su frescura, sabor y textura.
Las castañas pueden deteriorarse y secarse si no se conservan adecuadamente. En cambio, si se conservan perfectamente, podrá disfrutar de su característico sabor a nuez y dulce.
¿Cómo deben prepararse las castañas para conservarse mejor?
Antes de iniciar el proceso de conservación, hay que preparar bien las castañas. Para ello, primero hay que lavarlas en agua fría para eliminar cualquier resto de suciedad. A continuación, frote suavemente las cáscaras con un cepillo para eliminar cualquier resto de suciedad. Este es un paso importante para evitar cualquier forma de contaminación durante el almacenamiento.
Después, seque las castañas al aire. Colóquelas sobre un paño limpio o sobre una rejilla a temperatura ambiente durante unas horas.
Cuando las castañas estén completamente secas, quíteles la cáscara. Para ello, utiliza un cuchillo afilado para hacer una incisión poco profunda alrededor de la castaña. No haga cortes profundos para no dañar el fruto.
A continuación, pele suavemente la cáscara exterior y la capa vellosa interior para dejar el fruto perfectamente liso.
¿Cómo conservar las castañas?
Cuando las castañas estén listas, viértalas en una bolsa o lata y métalas en el frigorífico. Guárdelas en el cajón de las verduras.
También puedes meterlas en el congelador. Para ello, mételas primero en agua hirviendo durante 1 o 2 minutos y luego en un baño de hielo para enfriarlas.
Una vez frías, sécalas bien antes de meterlas en bolsas de congelación. Etiquételas antes de congelarlas. Las castañas pueden conservarse en el congelador hasta un año. Si lo necesitas, puedes descongelarlas rápidamente.
Si no tienes congelador ni frigorífico, también puedes guardar las castañas en un lugar fresco y oscuro a una temperatura de entre 2 y 7 grados. Mételas en una bolsa o caja transpirable.