Cuando empiezas a utilizar un lavavajillas, ¡no es fácil volver atrás y prescindir de él! No sólo nos libra de una tarea que no siempre nos gusta hacer, sino que también ahorra tiempo y desperdicia menos agua. De hecho, ahora se ha demostrado que lavar los platos a mano consume muchos más litros de este recurso tan preciado que con este electrodoméstico, sobre todo si se trata de un modelo económico en agua o con modo eco. Sin embargo, las pastillas que utilizamos en el lavavajillas muchas veces tienen un coste. Y lamentablemente no siempre podemos llevarnos los primeros premios, que no siempre dan un resultado impecable. Sin embargo, esto no significa que sea imposible ahorrar. Además,
¡Haz tus propias pastillas para lavavajillas!
Bicarbonato de sodio, jabón de Marsella, ácido cítrico, cristales de soda, sal gruesa, aceites esenciales (limón, etc.)… ¿Quizás ya tengas algunos de estos ingredientes naturales y ecológicos en tu despensa? Con estas económicas materias primas y en unos sencillos pasos, es totalmente posible fabricar tus propios cubos para lavavajillas . ¡Con unos gastos mínimos para adquirir los ingredientes, podrás elaborar muchas más unidades que en un paquete de cápsulas de supermercado!
Para la receta todo depende del producto que quieras preparar. Para tabletas, haga clic aquí . Si prefieres el envasado en polvo, aquí te hemos dado dos recetas . Por último, para conseguir un abrillantador ecológico, haz clic aquí . También puedes verter vinagre blanco en un recipiente para deslizarlo en el fondo del lavavajillas o incluso usarlo como abrillantador para darle más brillo.
Cortarlos por la mitad: otra posibilidad
Probablemente lo habrás notado: los cubitos del supermercado tienen un fuerte poder limpiador y desengrasante . Esto se explica por el hecho de que los fabricantes están desarrollando productos para el hogar altamente concentrados . Resultado: muy bien podrías salirte con la tuya… ¡cortando la tableta en dos! Incluso con la mitad, obtendrás platos muy limpios en todo momento y reducirás tus gastos a la mitad . Si además tu vajilla no está muy sucia (que suele ser el caso de la vajilla cotidiana: platos, vasos, cubiertos, ensaladeras, etc.). En resumen, ¡solo vemos la diferencia en la billetera!