¡5 secretos que no conoces sobre el cultivo de un limonero verde y fructífero!

Como todas las plantas, el limonero también tiene su propio ciclo y florece en primavera. ¿Qué precauciones hay que tomar para garantizar una buena cosecha?

Como las naranjas, las mandarinas y otros cítricos, el limonero es una planta perenne de la familia de las rutáceas. El nombre de limón puede referirse tanto a la planta como al propio fruto. Según algunos estudios genéticos, el limón no es una especie, sino un híbrido resultante del cruce entre el cedro (citrus medica) y la lima (citrus gurantifolia).

Algunos consejos para cultivar una planta frondosa y cosechar muchos limones

El limonero es una de las plantas perennes más cultivadas del mundo. Los cruces han hecho que estas plantas sean aptas para el cultivo en diversas condiciones climáticas. Los limoneros son especialmente apreciados por su elegancia única, pero sobre todo por su incomparable fragancia.

Una de las primeras cosas que hay que hacer para estimular la floración primaveral de los limoneros es abonarlos. Hay que tener cuidado con la calidad y, sobre todo, con la composición del abono. Normalmente, para mantener las plantas sanas, muchos de nosotros utilizamos abonos con un alto contenido en nitrógeno. Si bien es cierto que es especialmente eficaz para el crecimiento del tallo y las raíces, este abono es perjudicial para el crecimiento de las plantas.

¿Cuáles son los 5 secretos del éxito de un limonero?

Si quieres un limonero que florezca, utiliza abonos y tierras con bajo contenido en nitrógeno. Entre los abonos más adecuados para favorecer la floración de los limoneros, elija los que contengan potasio y fósforo. Estos dos elementos favorecen tanto la floración como la fructificación. El equilibrio adecuado de potasio y fósforo ayudará a la planta a florecer y producir muchos frutos.

Si los abonos no son especialmente ricos en potasio, puedes adoptar un enfoque natural colocando cáscaras de plátano en el suelo. De hecho, los plátanos son muy ricos en potasio. Además del abono, la luz, el agua y la poda son muy importantes para el éxito de los limoneros.

En cuanto a la luz, el limonero debe estar expuesto a ella durante unas horas al día. Se recomiendan al menos 4 horas al día. La luz estimula el proceso de fotosíntesis clorofílica.

El agua también es esencial. Para garantizar una floración exuberante en primavera, riegue el limonero una vez a la semana. Procure evitar el agua estancada. Así evitarás que las raíces de tu planta se pudran. Por último, es importante podar el limonero unos 70 días después de la floración. De este modo, aligerarás la carga de la planta, favoreciendo su salud y asegurando una producción regular de frutos al año siguiente.